Por Paulina Carrasco Gorman, Presidenta Aproval Leche A.G.
Durante años vivimos escuchando que no se justificaba regar praderas en el sur de Chile. Eran épocas en que nuestra capital regional registraba precipitaciones cercanas a los 3000 milímetros anuales.
La tendencia constantemente a la baja en ese registro de lluvias (hoy bordea los 1800 mm/año) y su impacto cada vez más negativo en la época de primavera-verano, llevó a visionarios colegas productores de leche a cuestionar las “recomendaciones técnicas” y marcar el innovador camino del riego de praderas.
La sequía histórica del 2015 marcó el punto de inflexión para validar esta osada decisión de quienes lentamente habían incorporado esta tecnología en sus sistemas productivos.
Como Aproval, esa fatídica temporada -mezcla de sequía y bajos precios- también marcó un hito que nos llevó a incorporar esta herramienta entre las prioridades en nuestra gestión gremial, ya que a partir de entonces el riego se transformó en una decisión estratégica para quienes disponían de las condiciones para implementarlo.
El esfuerzo de aquellos socios visionarios que iniciaron esta ruta, nos permitió desarrollar el inédito proyecto “Mejoramiento de la gestión y eficiencia del riego en la producción primaria de leche de la región de Los Ríos”, que puso sobre la mesa antecedentes irrefutables sobre la justificación económica y productiva del riego.
A partir de entonces, hemos podido abrir nuevos espacios técnicos y políticos para promover esta tecnología, por ejemplo, a través de la creación del Comité de Riego del Consorcio Lechero, creado a propuesta de nuestra asociación.
Desafortunadamente, el impulso que habíamos logrado, se vio interrumpido por la suspensión en la tramitación de inscripción de derechos de aprovechamiento de aguas subterráneas en el acuífero Río Bueno-Medio (la principal cuenca lechera de la región), lo que nos llevó a enfrentar el desafío de involucrarnos activamente para contribuir a destrabar este nuevo escenario.
Aunque el camino ha sido largo y se han sumado nuevas dificultades administrativas, como la entrada en vigencia del nuevo Código de Aguas, creemos que deberíamos estar muy cerca de que la Dirección General de Aguas retome el proceso de inscripción de derechos de aprovechamiento en todos los acuíferos de la región.
Esto permitirá que muchos agricultores que invirtieron para financiar sus proyectos puedan cobrar finalmente sus bonificaciones vía Comisión Nacional de Riego, y quienes han postulado o piensan postular puedan tener certeza respecto de la disponibilidad de agua para sus proyectos.
