Por Jaime Heinrich Commentz, Vice Presidente APROVAL LECHE A.G.
En reiteradas ocasiones hemos planteado la importancia estratégica del riego en los sistemas de producción de leche a base de pastoreo, dada la vulnerabilidad que estos presentan ante factores climáticos extremos que -desafortunadamente- se han transformado en fenómenos recurrentes y, por qué no decirlo, se han instalado casi como una nueva normalidad en regiones como la nuestra y la vecina región de Los Lagos.
Ya no solo en el verano, sino también en primavera, la pluviometría está lejos de ser lo que era hace 15 años y nuestros sistemas productivos experimentan con frecuencia ese impacto, complementado habitualmente con temperaturas inusualmente altas.
Al finalizar esta semana, el Ministerio de Agricultura difundió las estadísticas sectoriales para el primer mes del año, dando cuenta de un retroceso significativo en la producción nacional de leche que llegó a -5,6% respecto de enero 2021, particularmente influido por el comportamiento de los principales distritos lecheros del país, que concentran casi el 80% del volumen nacional de leche.
En Los Ríos, la recepción de leche en enero llegó a 67,1 millones de litros, que representaron una caída de -3,2% respecto de igual mes de la campaña 2021, mientras que Los Lagos registró una producción de 99,5 millones de litros, con un retroceso de -9,9%. Cabe destacar que este escenario climático ya venía afectando el dinamismo de la producción de leche desde el último trimestre de 2021, particularmente en la vecina región de Los Lagos.
Como APROVAL, gracias al apoyo técnico de nuestros colaboradores de Lecherías del Sur, logramos determinar con antecedentes de campo generados por un grupo de asociados que viene regando hace más de una década, que en el periodo 2012-2020 las praderas de riego produjeron -en promedio- 3,5 toneladas de materia seca/año más que las praderas de secano, con lo cual el uso de esta tecnología se justifica plenamente, no sólo por la productividad estival, sino por las mejores condiciones con las que esas praderas continúan su desarrollo en otoño.
Sin descartar que el menor dinamismo productivo de enero también esté influido en parte por el fuerte aumento de los costos de insumos relevantes en alimentación y fertilizantes, todo indica que el factor climático ha dejado su huella.
Y si intentamos explicar la diferencia en el impacto productivo en este primer mes del año en Los Ríos (-3,2%) y en Los Lagos (-9,9%), quizá el mayor porcentaje de praderas bajo riego en nuestra región (48%) pueda darnos algunas luces al respecto: 17.279 hás. versus 11.681 hás. en el periodo 2008-2020 (estimación Consorcio Lechero).
