• SABÍAS QUE...
    • De cada 3 litros de leche que se producen en Chile 1 proviene de la Región de Los Ríos
    • El consumo de lácteos en Chile bordea los 150 litros per cápita
    • Río Bueno es la comuna que más leche produce en Chile (15%)

Eficiencia energética: Otro desafío para una lechería sustentable

img

La eficiencia energética se ha transformado en otro de los desafíos para la producción de leche en los últimos años, en medio de un cambio de paradigma sobre el cuidado del planeta y los recursos renovables que éste nos entrega. Aproval, con el apoyo de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo de la región de Los Ríos, realizó un estudio para caracterizar el uso de la energía en las lecherías regionales.

No es novedad que en la última década se esté hablando de cambiar ciertos hábitos para contribuir al cuidado del medioambiente, que se ha visto muy dañado por el ser humano. Esto incluye una serie de medidas cotidianas a nivel doméstico y productivo que tienden al uso cada vez más eficiente de la energía. En este contexto, Aproval en colaboración con la Corporación Regional de Desarrollo Productivo de la región de Los Ríos, llevó a cabo el estudio “Caracterización energética de los productores lecheros de la Región de Los Ríos”, donde logró describir los equipos presentes en las distintas lecherías de la región, según el tamaño de las explotaciones (pequeños, medianos y grandes productores) y el impacto que estas tecnologías tienen sobre el consumo energético.

Si bien la influencia de la energía en la estructura general de costos de una lechería solo está en torno al 5% a 6%, el costo ambiental involucrado para producir dicha energía obliga a realizar esfuerzos para hacer un uso cada vez más racional y eficiente de este insumo. 

Este relevamiento del gremio lechero regional permitió establecer que el proceso de extracción de leche  se compone de una serie de etapas y que en cada una de ellas es posible identificar los equipos eléctricos involucrados y cómo cada uno de ellos impacta en el consumo final de energía.

En el estudio antes mencionado, donde se encuestó y visitó a 52 productores lecheros regionales, con un total de 61 salas de ordeña en operación, se estableció que un 57% del consumo de energía utilizada en la sala de ordeña, corresponde a los equipos para enfriar la leche recién extraída de la vaca. En segundo y tercer lugar, con un 18% y 17% del consumo, le siguen los calefactores de agua (fundamentalmente termos eléctricos) y el conjunto de vacío, respectivamente; mientras que un 5% corresponde a bombas de agua para lavado de equipos- sala de ordeña y sistemas de alimentación; y el 3% restante proviene del funcionamiento de las bombas de leche. 

Existen equipos y procesos que son básicos para lograr la extracción de la leche en buen estado y de buena calidad, pero también hay otras tecnologías complementarias que generan ahorros más o menos relevantes en cuanto al consumo de energía. Es aquí donde, a través de esta caracterización, Aproval identificó una brecha importante entre grandes y pequeños productores, ya que estos últimos no siempre tienen los recursos, el apoyo o la asesoría adecuadas para contar con este tipo de elementos, que les permitiría ser más eficientes energéticamente hablando. 

Por ejemplo, luego de la ordeña, la leche es transportada hacia la unidad de frío que previene el crecimiento microbiano en ella y, para lograr esto, se debe reducir la temperatura de la leche de 36ºC a unos 4ºC en las primeras tres horas posteriores a la extracción. El 67% de los grandes productores y el 58% de los medianos que participó del estudio realizado por Aproval cuenta con un pre enfriador, el cual cumple la función de disminuir la temperatura de la leche previo a su llegada al estanque de frío, ayudando a reducir el tiempo de funcionamiento del estanque y permitiendo así un menor consumo de energía. En cambio, solamente un 8% de los pequeños productores encuestados dispone de un pre enfriador. 

Donde la brecha entre productores pequeños y los demás es mayor, es en la disponibilidad de recuperadores de calor, que son equipos que permiten mejorar la eficiencia de los sistemas de calefacción del agua, ya que aumentan su temperatura inicial, disminuyendo el tiempo y la energía necesarias para alcanzar la temperatura óptima para un correcto lavado (sobre 75º). En este caso, ninguno de los pequeños productores encuestados dispone de estos equipos, mientras que un 46% de los medianos y un 58% de los grandes sí dispone de ellos.

Algo parecido sucede con otra etapa crucial dentro del proceso de ordeña: el lavado de los equipos para no alterar la calidad de la leche de las siguientes extracciones. Para lograr un óptimo lavado y desinfección, el proceso puede llevarse a cabo tanto manual como automáticamente; sin embargo, de forma automática se puede realizar el trabajo de manera más exhaustiva y además optimizar el período de funcionamiento del equipo, lo que deriva en un ahorro de energía y otros recursos. Pero no todos cuentan con este sistema de limpieza automática a nivel de pequeños productores (solamente un 17%), mientras que el 88% de los grandes y el 42% de los medianos sí los tiene.

Los ejemplos mencionados dan cuenta de la gran brecha que existe con relación al nivel de tecnificación del equipamiento disponible en las salas de ordeña entre los distintos productores, según el volumen de leche, observándose nítidamente un menor nivel entre los pequeños productores y junto con ello un menor nivel de eficiencia energética en sus procesos. 

Sin embargo, este trabajo de Aproval también detectó una serie de situaciones anómalas que son transversales a cualquier productor, sin importar su tamaño, y que son relativamente fáciles y necesarias de mejorar teniendo como objetivo hacer un uso cada vez más eficiente de la energía. Dentro de ellas se encuentran las filtraciones en la red de agua, bebederos con flotadores deficientes para controlar el flujo de agua, instalaciones eléctricas inadecuadas  e incluso sistemas de refrigeración con ropa o excesiva suciedad impidiendo una adecuada  ventilación de los equipos.

En la mayoría de los casos, se trata de situaciones fácilmente solucionables pero que, de no ser atendidas adecuadamente, derivan en el funcionamiento innecesario de bombas y equipos, incrementando el consumo  de energía y posiblemente también los costos asociados a la mantención de los mismos.