Por Bruno Rubilar Gómez, presidente Aproval Leche AG
Estamos cerrando junio y, como ha sido la tónica en todos los ámbitos, nuestra planificación institucional se ha visto alterada por la pandemia que ha desatado el Covid-19. Este mes nos correspondía realizar nuestra asamblea anual de socios, donde daríamos cuenta de la gestión gremial 2019-2020 y personalmente deberíamos haber concluido nuestro ciclo al frente de esta institución, para dar paso a un sano y necesario proceso de renovación que hemos establecido como criterio de funcionamiento.
Acogiendo las instrucciones de la Unidad de Asociaciones Gremiales del Ministerio de Economía y lo establecido en nuestros estatutos, el Directorio que presido se mantendrá en funcionamiento hasta que las condiciones sanitarias nos permitan desarrollar el tradicional encuentro anual con nuestros asociados para rendir cuenta de nuestra gestión, proceder a elegir al nuevo Directorio y a quien liderará APROVAL en los próximos dos años.
Sin perjuicio de esta situación anómala que nos afecta, quisiera adelantar algunas reflexiones que formarán parte de nuestra despedida.
En primer lugar, mi agradecimiento y reconocimiento al Directorio que me ha acompañado en estos últimos dos años que, en la mayoría de los casos, ha suplido la inexperiencia gremial con una voluntad a toda prueba, una disposición envidiable a trabajar por el sector y, quizá lo más importante, una visión renovada sobre el quehacer gremial y una mirada de futuro para el rol del productor de leche.
Este equipo humano nos ha permitido avanzar en aspectos importantes como ha sido trabajar interna y externamente para dejar atrás la estrategia de la victimización permanente del productor lechero que ha caracterizado la actividad gremial sectorial.
En cambio, hemos propuesto una agenda donde el productor se transforma en protagonista de su futuro a partir de una adecuada gestión económica y productiva de su empresa, para lo cual hemos estado apoyando con herramientas tecnológicas y mucha información para comprender adecuadamente el funcionamiento del mercado.
También hemos logrado importantes avances en el posicionamiento de la producción lechera como actor relevante en el contexto regional y nacional, con todo lo que eso implica en términos de valoración al momento de implementar políticas públicas que van en beneficio de nuestra actividad.
Por último, la realidad ha dejado en evidencia que nuestra decisión de vincularnos y generar alianzas estratégicas con gremios, organizaciones e instituciones que realmente agreguen valor a la producción de leche y la cadena láctea en su conjunto, ha sido la correcta.
